domingo, 26 de mayo de 2013
miércoles, 22 de mayo de 2013
El Diario de Ávila
Marta Martín Gil - martes, 21 de mayo de 2013
La Asociación Milano calienta motores con una muestra
que conjuga bolillos y escultura
Deseche de su mente la idea que tiene del encaje y los
bolillos, borre de su cabeza el concepto ‘tapete’ y predispóngase a
maravillarse con los trabajos que nueve de las más de 30 artistas de la
Asociación de Encajeras Milano exponen desde ayer y hasta el próximo domingo en
el Episcopio.
«Todo lo que se le ocurra a uno se puede plasmar en bolillos», nos dice Paquita Muñoz, presidenta de la asociación, que nos sirve de perfecta guía en una muestra que bajo el lema ‘El encaje: un poema sin palabras’ sorprende al visitante, en primer lugar, por tratarse de obras en tres dimensiones. Son, más que telas, esculturas con cientos de horas de trabajo a sus espaldas, como los Cuatro Postes realizados por la propia Paquita durante todo un invierno. «Si lo vendiera, tendría que pedir miles de euros», sonríe con pudor.
Pero nada de lo que en el Episcopio se expone está en venta. «Lo hacemos por pura satisfacción», continúa la presidenta de las encajeras, que nos muestra, tocados, brazaletes, centros de flores, ventanas con paisajes, girasoles... En definitiva, todo lo que cabe en la mente y que las manos artistas de estas mujeres pueden crear.
«Aquí hablamos de precisión, de tenacidad», recalca Paquita, que nos emplaza al próximo sábado, en el Grande, para conocer la forma de elaborar estos trabajos, en el XXV Encuentro Nacional de Encajeras.
«Todo lo que se le ocurra a uno se puede plasmar en bolillos», nos dice Paquita Muñoz, presidenta de la asociación, que nos sirve de perfecta guía en una muestra que bajo el lema ‘El encaje: un poema sin palabras’ sorprende al visitante, en primer lugar, por tratarse de obras en tres dimensiones. Son, más que telas, esculturas con cientos de horas de trabajo a sus espaldas, como los Cuatro Postes realizados por la propia Paquita durante todo un invierno. «Si lo vendiera, tendría que pedir miles de euros», sonríe con pudor.
Pero nada de lo que en el Episcopio se expone está en venta. «Lo hacemos por pura satisfacción», continúa la presidenta de las encajeras, que nos muestra, tocados, brazaletes, centros de flores, ventanas con paisajes, girasoles... En definitiva, todo lo que cabe en la mente y que las manos artistas de estas mujeres pueden crear.
«Aquí hablamos de precisión, de tenacidad», recalca Paquita, que nos emplaza al próximo sábado, en el Grande, para conocer la forma de elaborar estos trabajos, en el XXV Encuentro Nacional de Encajeras.
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